Si hay una personalidad fundamental en la historia del folklore argentino ese es Atahualpa Yupanqui. Este inmenso cantautorle escribió una innumerable cantidad de versos a la madre tierra. Con el pasar de los años sus letras fueron adquiriendo otro sentido, por aquel entonces Yupanqui ya era conocido como el “payador perseguido”, debido a que en sus canciones había cierto tinte de protesta.
En 1944 escribió El Arriero, una canción que se recuerda fundamentalmente por la frase “las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”. Una vez más, Don Ata intentaba mostrar una realidad que era muy común por aquellos años. El peón de estancia que debía llevar los animales del patrón o capataz, algo que en la jerga campestre se conoce como “arrear”, esto significa: Estimular a una caballería para que eche a andar o para que lo haga más deprisa.
En este caso, el autor, como en la gran mayoría de sus obras, se pone del lado del trabajador, al decir “las penas son de nosotros”, porque son quienes tienen que sacrificarse para que los dueños de estancia obtengan sus beneficios económicos, “las vaquitas son ajenas”. Sin embargo, a pesar de las adversidades con las que cuenta, Don Ata nos hace ver que “el arriero” tiene a la naturaleza como aliado y es el motor para que su tropa no detenga la marcha. En definitiva, este genio de la música autóctona logró a lo largo de su extensa y prolífica trayectoria plasmar en sus letras el espíritu criollo argentino, además de hacernos ver que toda la naturaleza que nos rodea es un regalo infinito que nos dio la vida, para que podamos, al igual que el arriero, seguir adelante sin detener nuestra marcha.
This post was last modified on 06/07/2016